Incluso en su propio jardín se regaña a Vladimir Putin. Unas horas antes de la cumbre de cristal de la CSTO, vemos a Nikol Pashinyan parado lejos de Vladimir Putin en la alfombra roja. Hay un gran espacio entre los dos, mientras que todos los demás están bastante cerca. Nadie se apresura a posar demasiado cerca de Putin, nadie quiere mostrar su complicidad con él.
Vemos al presidente de Kazajstán, Kassym-Jomart Tokaïev, casi sermoneando a Vladimir Putin: "Es hora de buscar juntos una solución pacífica", dijo. “No podemos aceptar que los pueblos hermanos de Rusia y Ucrania estén separados durante décadas o siglos por agravios mutuos”.
Sin embargo, el aliado más fiel de Vladimir Putin, el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, lanzó el mayor escalofrío cuando quiso apoyar a Vladimir Putin: “Si Rusia gana, la OTSC vivirá. Si, Dios no lo quiera, Rusia no gana, la OTSC ya no existirá. Dios no lo quiera, Rusia se derrumba; nuestro lugar estará entre los escombros”. Así, Lukashenko evoca el colapso, el colapso de Rusia.
Obviamente, Rusia ya no ejerce su papel de padrino en este jardín. Sí, ese fue otro agravio de los países miembros de la OTSC contra Rusia, que no pudo venir a ayudar al Primer Ministro armenio, quien estuvo visiblemente enfurruñado durante toda la reunión, tampoco pudo resolver la disputa entre Kirguistán y Tayikistán, que no logró firmar, en todo caso, formular una declaración conjunta.
La mayor observación es que Rusia ha caído de su pedestal.
Vemos al presidente de Kazajstán, Kassym-Jomart Tokaïev, casi sermoneando a Vladimir Putin: "Es hora de buscar juntos una solución pacífica", dijo. “No podemos aceptar que los pueblos hermanos de Rusia y Ucrania estén separados durante décadas o siglos por agravios mutuos”.
Sin embargo, el aliado más fiel de Vladimir Putin, el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, lanzó el mayor escalofrío cuando quiso apoyar a Vladimir Putin: “Si Rusia gana, la OTSC vivirá. Si, Dios no lo quiera, Rusia no gana, la OTSC ya no existirá. Dios no lo quiera, Rusia se derrumba; nuestro lugar estará entre los escombros”. Así, Lukashenko evoca el colapso, el colapso de Rusia.
Obviamente, Rusia ya no ejerce su papel de padrino en este jardín. Sí, ese fue otro agravio de los países miembros de la OTSC contra Rusia, que no pudo venir a ayudar al Primer Ministro armenio, quien estuvo visiblemente enfurruñado durante toda la reunión, tampoco pudo resolver la disputa entre Kirguistán y Tayikistán, que no logró firmar, en todo caso, formular una declaración conjunta.
La mayor observación es que Rusia ha caído de su pedestal.