Avédis Aharonian, el poeta, fue a Constantinopla en 1918 como jefe de la misión diplomática (en ausencia de personal diplomático), con el Primer Ministro y el Ministro de Relaciones Exteriores de la Primera República de Armenia. Permaneció allí durante cuatro meses para negociar con los sanguinarios Enver y Talaat Pashas. Este acto diplomático fue un paso adecuado para cualquier cancillería que trate con un país vecino que busque hacerte desaparecer de la faz de la Tierra. De regreso a Armenia, Aharonian presentó públicamente los temas discutidos con los turcos; no se produjo histeria en el parlamento ni en los medios de comunicación, y los miembros de la delegación no fueron tildados de traidores.
Hoy en día, una vez que un líder político de cualquier nivel hable de un diálogo con Ankara, será considerado un traidor, una persona vengativa, incluso su origen armenio será cuestionado. Desafortunadamente, esta ceguera profundamente arraigada refleja nuestra cultura política de hoy. ¿Es este el resultado de 70 años de gobierno comunista o la falta de una tradición estatal enterrada durante 700 años? Mientras tanto, nuestro vecino del oeste tiene una tradición estatal de 700 años, heredada de Bizancio, combinada con el vandalismo del Imperio mongol de Genghis Khan. Sin embargo, tenemos que afirmar que, independientemente de que el resultado sea beneficioso o no, el diálogo no significa firmar una convención diplomática o un tratado diplomático y no califica al diplomático como un traidor.
Zaven Gudsuz, economista, licenciado por la Universidad de Nantes en Francia.
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Lea también sobre las negativas en http://www.aniarc.am/2021/08/12/enver-ultimatum-1918-entente-confederation-1918/
