Desde que Azerbaiyán comenzó a interrumpir el suministro de electricidad y gas a Artsaj el 9 de enero, el embalse de Sarsang, que es una fuente vital de recursos hídricos para la región, ha perdido gran parte de su volumen. La dependenescia de Artsaj es de solo seis centrales hidroeléctricas, con Sarsang representando el 70% de la capacidad total, ha provocado apagones diarios y generación de electricidad doméstica forzada. Además, la crisis en curso ha causado graves problemas humanitarios y ambientales, incluido el secado de los manantiales, la disminución de la flora y la fauna y el deterioro del microclima.
El embalse de Sarsang también se utilizó para regar las tierras agrícolas de Azerbaiyán (alrededor de 96 000 hectáreas). Al hacer una crisis de energía artificial, Azerbaiyán también priva a su propia población de la oportunidad de recibir suficiente agua de riego de Sarsang durante los calurosos meses de verano.
Ahora que los recursos hídricos del embalse de Sarsang alcanzan un límite crítico, es imperativo llegar a una resolución para evitar una catástrofe humanitaria.
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