Nos han unido muchos factores; la religión, especialmente el cristianismo ha sido uno de los factores de la unificación. La lengua y la literatura han reforzado más el vínculo. Nuestro pasado e historia, nuestros héroes, sus hazañas y los mitos; las derrotas y las victorias también han contribuido enormemente a unirnos.
La voluntad de superar el mayor crimen cometido contra los armenios durante los últimos cien años, el Genocidio Armenio, ha reunido a los fragmentos supervivientes del pueblo armenio y sus descendientes. La "Cuestión Armenia" (Hay Tahd) se convirtió en el centro no sólo de nuestra vida política, sino también de nuestra vida religiosa, nacional y cultural.
Un resumen tan rápido de nuestra historia habría indicado que la independencia de Armenia y la victoria de la primera guerra de Artsaj habrían cimentado nuestros lazos para siempre.
Desgraciadamente, eso no ocurrió. No sólo eso, sino que la razón principal de la derrota de la segunda guerra de Artsaj fue la falta de la cohesión interna para enfrentar la inevitable adversidad. Y tras la derrota, las divisiones internas han alcanzado niveles peligrosos que tienen ramificaciones existenciales.
Es más, cuando observamos la situación de otros pueblos que nos rodean, como los palestinos, kurdos, yezidíes, etc., queda claro que la única garantía para la protección y la continuidad de una nación, es el ESTADO. Los pueblos sin Estado están sometidos a la violencia, al genocidio y se enfrentan a la amenaza de extinción.
Por lo tanto:
Cualesquiera que hayan sido nuestros valores, la preservación de los armenios y su consiguiente continuidad, nuestro "Sanctasanctórum" es nuestro ESTADO.
Las autoridades son temporales, pero el Estado y la estatalidad son eternos. Esta debe ser nuestra visión y perspectiva. No hay otra manera de asegurar la salvación del pueblo armenio.
- Nuestros partidos "tradicionales" no son sagrados!
- Ninguno de los cientos de partidos de la patria es sagrado.
- Los políticos - presidentes, primeros ministros, politicos - son todos transitorios.
- Nuestra iglesia, más que ninguna otra, desempeñó un papel decisivo para la preservación y la unidad nacional, pero no puede ser una institución sustituta para unir al pueblo armenio.
Para la supervivencia de nuestro pueblo, lo único sagrado hoy y para los próximos recorridos largos es nuestro ESTADO.
Sin embargo, un valor, el único valor que debe unir a los representantes en la Asamblea Nacional Armenia -Parlamento- es el amor a nuestra Patria.
Krikor Kradjian